Con el proyecto, largamente planeado de realizar una inmersion profunda en la Guerra Civil Americana, y los ojos puestos en Line of Battle (MMP/The Gamers) como juego táctico, GCACW (MMP/The Gamers) como juego operacional y finalmente US Civil War de Mark Simonitch (GMT) como juego estrategico, y habíendo comenzado la exploración y documentación de la contienda, comienzo aqui una entrada que ira seguida de algunás más en este caso relacionada con las campañas anfibias de la Union.
La primera de las operaciones anfibias encaminadas a cumplimentar el plan de ahogamiento de la economia del Sur fue el Desembarco en Cabo Hatteras, por donde diariamente partían corsarios para perturbar el tráfico mercante de la Union, y contrabandistas para burlar el bloqueo decretado por Washington DC.
El 26 de Agosto de 1861 partía de Hampton Roads y bajo el mando del Comodoro Stringham una fuerza naval que incluia los siguientes buques:
USS Monticello.
USS Harriet Lane
USS Minnesota (buque insignia)(fragata)
USS Wabash
USS Susquehanna
USS Cumberland (fragata)
USS Pawnee
A primeras horas de la mañana del 28 de Agosto, los USS Minnesota, USS Wabash y USS Cumberland comenzaron a bombardear Fort Clark, mientras los buques más ligeros realizaban el transporte a unos 5 kilometros al Este, donde las tropas comenzaron el desembargo. El Wabash remolcó al Cumberland. Sobre las 11.00 de lamañan, el USS Susquehanna se unió a ellos, manteniendose fuera del alcance de las piezas de los fuertes, mientras sus piezas de mayor alcance les alcanzaban. La maniobra se realizó siguiendo una táctica ya utilizada por las flotas francesa y británica durante el sitio de Sebastopol. Los buques no sufrieron ningún impacto por parte de las baterias del fuerto. Poco después del mediodia los defensores comenzaron a quedarse sin munición y a las 12.25 está se agotó, por lo que abandonaron el fuerte, algunos confederados huyeron hacia el Fuerte Hatteras, mientras otros embarcaron en botes. El Coronel Max Weber que mandaba las tropas federales ya en tierra, percatandose de ello trato de de evitarlo, pero la flota seguía abriendo fuego y no lo detuvo hasta 5 minutos más tarde, y fue en este intervalo de tiempo en el que la fuerza de desembarco sufrió su única perdida, uno de los soldados resulto seriamente herido en la mano por un fragmento de proyectil. Afortunadamente, algunas de las tropas fueron capaces de poner en alerta a los artilleros de los buques ondeando una gran bandera americana, y el bombardeo se acabo sin ningún perjuicio más. Stringham y sus capitanes volvieron la atención sobre Fuerte Hatteras
Mientras todo esto ocurría, los desembarcos parecían no ir del todo bien. Solo un tercio de las tropas habia desembarcado cuando los vientos que se levantaron provocando un fuerte oleaje provocaron que el General Butler suspendiera posteriores intentos de desembarco para evitar el vuelco de los botes.
El Coronel Weber se encontró con que solo contaba con 318 hombres con él, este número incluía 102 de su propio regimiento (el 20 de Nueva York), 68 hombres del 9 de Nueva York, 28 de la Guarda Costera, 45 artilleros, 45 infantes de marina y 28 marineros que podían manejar los cañones pesados. Con varias piezas de campaña que habian consegudo hacer llegar a tierra, podian considerarse razonablemente bien defendidos contra un potencial contraataque confederado, a pesar de que estos eran demasiado debiles para montar cualquier cosa desde Fuerte Hatteras.
Benjamin Butler, ideologo de la operación, aprobada en Washington, y que recibió el encargo de ejecutarla. Tras la misma volvió a Washington tratando de sacar redito del éxito de la misma.
El Comodoro Stringham, jefe naval de la operación contra Cabo Hatteras. Tras la misma, retornó a Nueva York con el Escuadrón y los prisioneros de guerra.
En Fuerte Hatteras, Stringham mantuvo a sus buques en constante movimiento, como había hecho en Fort Clark, los defensores trataron de conservar su munición y dispararon solo esporadicamente, lo que hizo pensar a Stringham que quizás el fuerte había sido abandonado (no ondeaba ninguna bandera, puesto que antes de la misma, habia quedado reducida a andrajos y nunca fue sustituida). Envio a la USS Monticello aproximarse a tierra pero el fuerte comenzó a cobrar vida. El buque encalló al tratar de librarse del fuego enemigo, y al quedar inmovil recibió 5 impactos. Ninguno de ellos provoco daño permanente, pero varios marineros sufrieron heridas menores.
Conforme el dia se acercaba a su final la flota se retiró ante el tiempo que empeoraba, y los exhaustos defensores buscaban a todo trance refuerzos. Las tropas federales quedó en la costa sin probar bocado esa noche, con el suministro de agua bajo y temiendo los refuerzos que sus oponentes esperaban.
Poco después de anochecer, los refuerzos comenzaron a llegar al fuerte. El cañonero CSS Warren Winslow traía parte de la guarnición de Fort Ocracoke, y algunos de los marineros también desembarcaron para ayudar a manejar las piezas del fuerte. Este refuerzo llevara al fuerte a alcanzar los 700 hombres, esperandose que llegasen más de New Bern. Junto a estas nuevas tropas de refresco, llego Samuel Barron, comandante de las defensas costeras de Carolina del Norte y Virginia. El coronel Martin, solicitó a Barron asumir el mando, creyendo que con tropas adicionales procedentes de New Bern sería capaz de retomar Fort Clark
El atardecer del segundo dia vio las esperanzas de los defensores esfumarse. El tiempo se modero lo suficiente como para permitir a la Flota de la Union volver y reaumir sus bombardeos, siendo igualmente capaces de transportar a la costa los refuerzos. El corto alcance de los cañones del fuerte permitió a los buques adoptar una posición estática desde la que martillear el fuerte sin peligro a replica. A los del fuerte no les quedaba más que soportar, y después de tres largas horas Barron convocó un consejo de oficiales, en el que decidieron buscar terminos de acuerdo a pesar de que las perdidas habian sido bastante livianas (Varias fuertes dan el número de 4 a 7 muertos, y de 20 a 45 heridos). Poco despues de las 11 de la mañana del dia 29 de agosto levantaban bandera blanca. Butler insistió en la rendición, y Barron terminó por estar de acuerdo. Los supervivientes fueron enviados a campos de prisioneros (691 hombres, incluyendo aquellos heridos que no habían sido previamente evacuados).